Distorsiones cognitivas que justifican el delinquir
Héctor
Eduardo Berducido Mendoza (Universidad Mesoamericana de Guatemala), en su
trabajo sobre psicología del delincuente
dice:
"Walters,
basándose en trabajos
previos de Yochelson y
Samenow (1976), entre otros,
sostiene la tesis
de que el delincuente
persistente emplea ocho
distorsiones cognitivas básicas, que justifican el delinquir:
1.
La auto exculpación, o
justificación de las razones por
haber realizado el delito concreto,
que son del
todo irrelevantes. También incluye
el echar la
culpa de aquél
a agentes externos;
2.
El corto circuito,
que permite eliminar
la ansiedad, los miedos y los
mensajes disuasorios para el crimen mediante expresiones, gestos o
ritualidades;
3.
La permisividad o
autorización, por el
que el individuo
se arroga un
estatus privilegiado, la prerrogativa para satisfacer todos sus
deseos;
4.
El control ambiental u orientación de poder, que inducen al sujeto
a que intente controlar todas las
circunstancias que le
rodean, señalando una
visión simplista del mundo, dividido entre fuertes y
débiles;
5.
El sentimentalismo, por el que el delincuente pretende aparentar
ser una buena persona, mostrando sus cualidades positivas;
6.
El súper optimismo revela a un sujeto con una visión irreal de la
propia valía, de sus atributos y de las posibilidades de evitar las
consecuencias de sus acciones;
7. La
indolencia cognitiva supone la pereza de pensar, la ley
del mínimo esfuerzo, muy asociado finalmente a:
8. la inconsistencia en toda
empresa que se emprenda, es decir, el fracaso para comprometerse en tareas que
requieren de cierto esfuerzo y trabajo.-"