RUMI

Cada árbol y cada planta del prado
parece estar danzando;
aquéllos con ojos comunes
sólo los verán fijos e inmóviles.

10 jul 2011

CÓMO ATIENDEN A LOS PACIENTES LOS MEDICOS ESTRESADOS

El ejercicio de la medicina muchas veces causa niveles altos de estrés y ansiedad. Estas dificultades emocionales podrían verse reflejadas en la práctica científica diaria, ya que tales estados de ánimo de los médicos los lleva a modificar el número de recetas, derivaciones y prescripciones de pruebas de laboratorio, concluyó una estudio realizado en Israel.

Influye en el tiempo destinado a pacientes

La investigación realizada por la Universidad Ben-Gurion de Negev también halló que un mala situación anímica influye en la cantidad de tiempo que los profesionales destinan a la atención de sus pacientes.

Mal humor: hablan menos, recetan y derivan más

En los días de mal humor los médicos tienden a hablar menos y a recetar y derivar en mayor medida que en las jornadas con un buen estado de ánimo.

Estos hallazgos implican que las circunstancias negativas son perjudiciales para la calidad de la asistencia y el costo de los sistemas de salud, dijo Talma Kushnir, la principal autora del estudio, dado que “ se apuran en dar recetas y efectuar derivaciones que, en ocasiones, son innecesarias.”

El estrés: más derivaciones, análisis y test

Kushnir trabajó con alrededor de 200 médicos de Israel, con el objetivo de comparar su comportamiento profesional en los días buenos y en los que se sentían abrumados por el estrés o el cansancio. A través de una serie de entrevistas detalladas, determinó su grado de agotamiento y de ansiedad.

A su vez, la científica diseñó cinco categorías para dilucidar cuáles áreas eran las más dañadas por el mal humor. Las categorías fueron el tiempo destinado a hablar con los pacientes, las recetas efectuadas, el número de pruebas de laboratorio ordenadas, la cantidad de test diagnósticos concretados y la derivación a especialistas.

Buen ánimo: más dedicación, menos recetas, órdenes y derivación

Kushnir encontró que todos los comportamientos cambiaban en los días en que el ánimo se mostraba alterado. Por el contrario, cuando se sentían bien, entonces, hablaban más tiempo con los pacientes, escribían una menor cantidad de recetas, ordenaban menos pruebas de laboratorio y tests diagnósticos, y derivaban menos.

Asimismo, la experta comprobó que cuanto mayor ansiedad experimentaban los médicos, más impacto se observaba claramente en su comportamiento profesional.