Respondió a la necesidad de incrementar la productividad
en forma acelerada bajo el paradigma de que la nueva fuerza
de trabajo incorporada se sometía a una organización
racionalizada a partir de la simplificación y la división social
y técnica del trabajo.
Taylor: Trabajo como factor de producción. Ritmo de trabajo
subordinado a las máquinas. El trabajo se puede subdividir
en tareas y operaciones. A menor tiempo empleado en
producir, dada una cierta dotación de recursos, es mayor el
número de unidades producidas y menor será el costo de
su producción. “En nuestro sistema se le dice minuciosamente
al trabajador qué ha de hacer y cómo; y cualquier
mejoría que él incorpora a la orden que se le impone, es
fatal para el éxito”.
Fayol: También consideró el trabajo como factor de producción.
“La división del trabajo permite reducir el número
de objetos hacia los cuales tiene que dirigirse la atención y
el esfuerzo”, pero dicha división tiene un límite y la fábrica
tiene que ser científicamente administrada.
Otra característica del taylorismo y el fordismo, la que más contrasta
con la forma actual de concebir el trabajo, fue la desvalorización
del conocimiento y el saber desarrollado con la formación y la experiencia.
La dirección trabajaba bajo el supuesto de que al reducir el
trabajo a tareas muy simples, estas podrían ser llevadas a cabo por
cualquiera sin ninguna capacitación previa. De hecho una, de las
mayores “ventajas” del sistema taylorista era la rapidez con que
podía ser incorporado un trabajador a la producción, dada la facilidad
para entrenarlo en la rutina sencilla y repetitiva del empleo.
Ello desvalorizó completamente la necesidad de “capacitación” y la redujo
a un mero concepto de “entrenamiento”, cuando no “adiestramiento”.
Los principios de la organización científica del trabajo
de Taylor
Son tres los principios básicos que
resumen la filosofía taylorista:
1. El racionamiento y el cálculo a partir de la observación y
experimentación, lo cual le da su carácter “científico” que
se alcanza cuando la producción se obtiene con la menor
cantidad posible de tiempo de trabajo aplicado por
unidad de producto (división del trabajo, estudio de tiempos
y movimientos)
2. Su honda convicción sobre la necesaria convergencia
de intereses entre la dirección de la empresa y sus trabajadores,
la cual convenía a los efectos de lograr la
prosperidad como finalidad del trabajo (estímulos monetarios
para rendimientos sobre el promedio, mayor
productividad, mayores ganancias para la empresa)
3. Si los trabajadores se centran, más que en elevar sus
sueldos, en el objetivo último de elevar el valor agregado,
crecerán simultáneamente las ganancias, las remuneraciones
y, en suma, los ingresos de ambas partes.
Ello encierra la subordinación del interés particular al
general y un cierto concepto de cooperación empresa-trabajador.
Fuente: Neffa, Julio César. Los paradigmas productivos taylorista y fordista y su crisis. Ed.
Lumen. B. Aires. 1998.