RUMI

Cada árbol y cada planta del prado
parece estar danzando;
aquéllos con ojos comunes
sólo los verán fijos e inmóviles.

19 ago 2010

¿Cómo construir un clima laboral libre de empleados idiotas?

Seguramente usted los conoce. Son agresivos, critican a todo el mundo y destruyen la cohesión de cualquier grupo de trabajo. Por eso, muchas compañías ya están tomando medidas para desterrar a los idiotas de la organización...

La californiana SuccessFactors es una de las firmas de software de mayor crecimiento del mundo. Muchos analistas creen que una de las razones de su éxito radica en su agradable ambiente laboral, un ambiente que potencia la motivación y creatividad de cada uno de sus empleados.

Y si echamos un vistazo a sus políticas de capital humano, nos encontramos con una curiosidad: el código de ética de SuccessFactors prohíbe explícitamente la contratación de empleados idiotas.

¿Qué es un empleado idiota?

El significado de "idiotez" que utilizaremos en este artículo nada tiene que ver con la capacidad ni con el coeficiente intelectual. Aquí, calificamos de idiotas a los empleados que envenenan cualquier ambiente laboral.

Seguramente, usted haya tenido que lidiar mil veces con ellos. Los idiotas son aquellos que disfrutan humillando y desmoralizando a sus colegas, aquellos que se empeñan en señalar todos los errores sin jamás destacar un solo acierto.

Esta es la clase de gente que SuccessFactors se esmera en mantener fuera de la organización. De hecho, al ingresar a la empresa, todos deben firmar un contrato comprometiéndose a colaborar con sus colegas y contribuir a la formación de un ambiente agradable, exento de política y favoritismos.

En un artículo de la consultora McKinsey, el especialista Robert Sutton señala que los empleados idiotas presentan altísimos costos bajo la forma de gastos legales, problemas de retención de talento y baja reputación entre clientes e inversores.

Por ejemplo, señala Sutton, una tecnológica de Silicon Valley tenía un vendedor estrella que resultaba ser un auténtico imbécil. Por un lado, es cierto, sus dotes para la venta generaban miles de dólares de facturación.

Sin embargo, teniendo en cuenta los asistentes que huían despavoridos, gastos legales y un tratamiento de manejo de la ira, los managers finalmente descubrieron que la supuesta estrella les costaba nada menos que 160.000 dólares anuales.

Ahora bien, ¿cómo construir un ambiente laboral libre de idiotas?

En primer lugar, las empresas comprometidas con el bienestar de sus empleados jamás usan la expresión "este muchacho podrá ser un reverendo imbécil. ¡Pero cómo vende!"

En estas compañías, la performance de los empleados y sus dotes interpersonales jamás son vistas como cosas separadas. Tratar bien a la gente es un requisito para que alguien pueda ser considerado un buen trabajador.

En segundo lugar, las empresas comprometidas con el buen clima laboral lidian inmediatamente con los problemas. Apenas algún trabajador presenta los primeros síntomas de idiotez, se les advierte que esta clase de comportamientos no son tolerados en la organización. Al segundo exabrupto, el empleado idiota es cortésmente invitado a abandonar la organización.

En tercer lugar, una empresa libre de imbéciles no necesariamente significa una compañía donde no existan confrontaciones. Los enfrentamientos no son necesariamente perjudiciales.

Lo importante, sostiene Sutton, no es el conflicto en sí sino la forma en que se desarrolla y resuelve. Las disputas sólo son venenosas cuando los idiotas apelan a agresiones personales, faltas de respeto e intimidaciones.

Intel, una compañía comprometida con el desarrollo de un buen clima laboral, brinda a sus empleados un entrenamiento en "confrontaciones constructivas". Así, los conflictos son encauzados para potenciar el surgimiento de nuevas ideas en lugar de crear rencores indelebles.

Finalmente, y muy importante, las reglas anti imbéciles deben aplicarse no sólo entre empleados sino también (aunque duela) con los clientes. La cadena de gimnasios, Gold's Gym, no tiene problemas en aplicar el derecho de admisión a los clientes que alguna vez hayan sido irrespetuosos hacia algún empleado.

En definitiva, sostiene Sutton, un ambiente laboral libre de idiotas es un ambiente laboral agradable, limpio y productivo, un ambiente que atrae y retiene talento. Por eso, en estos tiempos de escasez de buenos trabajadores, un grato clima de trabajo debe convertirse en un objetivo estratégico de cualquier política de recursos humanos.

De la redacción de MATERIABIZ

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