RUMI

Cada árbol y cada planta del prado
parece estar danzando;
aquéllos con ojos comunes
sólo los verán fijos e inmóviles.

31 jul 2011

Hacia una Psicología del Coaching -2-

Definiendo el Coaching

De lo anterior, distinguiendo el coaching de terapia, mentoring y entrenamiento, queda claro que el coaching no tiene que ver con el remedio de disfuncionalidades. No tiene que ver con decirles a las personas qué hacer y no está necesariamente ocupado del expertizaje en dominios específicos.

Tras los procesos de coaching, están los principios que guían el aprendizaje adulto efectivo. Estos incluyen el reconocimiento que los aprendices adultos son autónomos, poseen una base de experiencias de vida y conocimiento desde donde son capaces de generalizar, poseen la disposición a aprender e involucrarse en práctica la reflexiva, y la noción de que los aprendices adultos desean ser tratados con respeto (Dailey, 1984; Knowles, 1970).

Con estos conceptos en mente, en esta tesis se propone que el coaching de vida o personal puede definirse de la siguiente manera:

El coaching personal o de vida es un proceso sistemático enfocado en la solución [solution-focused] y orientado a resultados [result-orientated] donde el coach facilita la ampliación de la experiencia de vida y el desempeño del coachee en varios dominios (según lo determine el coachee), y estimula el aprendizaje auto-dirigido y el crecimiento personal del coachee.

De modo similar, el coaching en el lugar de trabajo, ya sea a ejecutivos o no-ejecutivos puede definirse de la siguiente manera:

El coaching en el lugar de trabajo es un proceso sistemático enfocado en la solución [solution-focused], orientado a resultados [result-orientated] donde el coach facilita el desempeño en el trabajo, el aprendizaje auto-dirigido y el crecimiento personal del coachee.

En resumen, los constructos medulares del coaching incluyen: una relación colaborativa, igualitaria, en vez de autoritaria, entre el coach y el coachee; un enfoque en la construcción de soluciones no en el análisis de problemas; el supuesto que los clientes son capaces y no disfuncionales; un énfasis en la fijación colaborativa de objetivos entre coach y coachee; y el reconocimiento que aunque el coach posee expertizaje en la facilitación de aprendizaje a través del coaching, ellos no requieren necesariamente expertizaje específico en el dominio definido por el área de aprendizaje del coachee. Más aún, para hacer expedita la obtención de los objetivos el proceso de coaching debe ser un proceso sistemático dirigido por objetivos y, para facilitar el cambio sostenido, debe estar dirigido a estimular el aprendizaje permanente y auto-dirigido y el crecimiento personal del coachee.