RUMI

Cada árbol y cada planta del prado
parece estar danzando;
aquéllos con ojos comunes
sólo los verán fijos e inmóviles.

17 ene 2013

La grandeza de nuestro cerebro - Sir John Eccles


La grandeza de nuestro cerebro

Entrevista a Sir John Eccles, Premio Nobel de Medicina en 1963 por su investigación en fisiología cerebral.

Por Alexia Kábana

El sujeto humano es algo más que la simple materia: es alguien con deseos, planes, esperanzas. Su cerebro está formado por una red de neuronas enormemente compleja. Pero en él descubrimos también un sistema abierto, que se puede educar, llegando a ser enormemente creativo. Ese elemento "cultural", añadido a los innumerables cambios fisiológicos y bioquímicos, es para Sir John Eccles una señal inequívoca de que existe un centro unificador, un "yo" único e irrepetible de cada ser humano, que debe su origen a una entidad externa a él e indudablemente superior. ¿Se puede llamar a esa entidad Creador?


Sir John Eccles fue Premio Nobel de Medicina en 1963 por su investigación en fisiología cerebral. Cursó sus estudios universitarios en Melbourne, y después del doctorado ejerció la actividad docente en Oxford (Inglaterra), Otago (Nueva Zelanda), Canberra (Australia) y Buffalo (EE,UU.), Entre 1957 y 1961 fue presidente de la Academia australiana de Ciencias. Es autor de numerosas publicaciones que han abierto nuevos campos en la investigación en fisiología cerebral y neuronal. En 1977 escribió, junto a Karl Popper., la conocida obra El yo y el cerebro. En 1984 escribió, junto a Daniel N. Robínson, El prodigio del ser humano. Cerebro y mente. En 1989 publicó Evolution of the brain. Creation of the self, traducido al castellano con el título La evolución del cerebro: creación de la conciencia en 1992. En el número 2 de Atlántida (págs 4-15) traíamos a nuestras páginas un artículo del doctor Eccles en el que hablaba de la evolución biológica y de la creatividad de la imaginación. En él afirmaba que todo lo que hace el ser humano es aprendido. Desde ese presupuesto era posible distinguir dos tipos de evolución separadas rigurosamente: la evolución biológica, determinada por la masa hereditaria, y la evolución cultural, que nada tiene que ver con un suceso hereditario. Toda la cultura tiene que ser aprendida. El pensamiento, la imaginación, la preocupación por las cuestiones sociales, etc., llevan a la conclusión de que cada hombre es un milagro de la existencia, y no puede explicar cómo fue introducido en ella, cómo y dónde nació, lo que es; salvo que afirme su origen divino. La conversación de Atlántida con Sir John Eccles que hoy publicamos sigue glosando esa diferencia. La creatividad de la imaginación no puede ser reducida a las funciones cerebrales ni puede ser interpretada únicamente en términos fisiológicos. El pensamiento, el lenguaje y la capacidad de aprender del hombre son tres parámetros que toda investigación de tipo evolutivo debe tener en cuenta. Así comenzó nuestra conversación.

-¿Cómo explicar la nota diferencial del pensamiento en nuestra especie?
-El gran problema está en saber cómo se desarrolla el cerebro, cómo de la información genética nace este inmenso sistema de neuronas con su gran complejidad y funciones. De todo esto sabemos muy poco. Incluso la creación del movimiento implica problemas prácticamente irresolubles. ¿Qué ocurre en la mente y en el cerebro cuando quiero mover mi pulgar? Este es el problema: de dónde nace nuestra capacidad de movimiento.
La evolución del esqueleto y el perfeccionamiento de la capacidad motora permitió la famosa postura erecta tan característica del caminar bipedestre. Es una de las maneras más eficaces de moverse sobre el suelo, en vez de estar tambaleándose. Y todo ello se debe a varios cambios anatómicos: alargamiento de las extremidades inferiores, acortamiento y ensanchamiento de la pelvis y ajuste de la musculatura de la cadera. Los nuevos movimientos revelan que la maquinaria neuronal del cerebro tuvo que sufrir alguna transformación. Sólo cabe la admiración ante el progreso o la transformación de la que es capaz la naturaleza: es un gran avance evolutivo observar cómo desde la torpe marcha cuadrúpeda de un simio, aparece después "ocasionalmente" la adopción de la postura erecta parcial y cierto bipedestrismo, hasta llegar a nuestro caminar ligero.

-¿Nos podría señalar otras características por las que se descubre la relación del cerebro con los cambios fisiológicos?
-Apuntando otros aspectos, se detectan varios avances que afectan a la agilidad motora y provocaron un aumento de la capacidad creativa e imaginativa gracias al desarrollo de los hemisferios cerebrales. Por ejemplo, la estilización de la mano, cuya flexibilidad y estructura permiten apresar más delicadamente objetos. Esto fue clave para la construcción y utilización de herramientas. Incluso se puede hablar ya de lo que más adelante sería esta cultura incoada gracias al maravilloso despliegue de la imaginación creativa del homo sapiens sapiens, ya patente en las pinturas rupestres.
Hemos nombrado los hemisferios cerebrales porque hay que poner mucha atención en aquellos procesos
mentales: no tienen una explicación meramente material. De ahí que el darwinismo moderno implique cierto reduccionismo: hay que ir más allá de los conceptos materialistas del darwinismo a la hora de ver cómo surge la conciencia en los animales superiores, y la trascendencia de la autoconciencia de los homínidos: no reconocen este carácter no material de ciertos acontecimientos naturales. Admito la hipótesis darwinista de la evolución biológica, excepto cuando afirma que el gradualismo filogenético dé lugar a veces a modificaciones tales como el equilibrio puntuado.

-¿Pero bastaría una explicación materialista de esas modificaciones a lo largo de un proceso evolutivo?
-Hay que advertir que estas modificaciones no se deben a una simple interacción materia-energía; la inteligencia no es una secreción de la masa cerebral. Tampoco hay que caer en el psiquismo de la res cogitans cartesiana. Sin duda, plantearse la conciencia animal es un reto para los evolucionistas dogmáticos que sólo se mueven en la perspectiva de un proceso exclusivamente natural, en un mundo totalmente material. Diría con Popper que tanto la aparición de la conciencia como la del mismo origen de la vida tiene algo de misterio, de enigma, que incluso se trata de un milagro, como él dice.
No basta sólo con reconocer una conciencia animal, sino que se trata de descubrir lo que cabría llamar la cumbre de la evolución: la autoconciencia, por la que una persona sabe que es, y que además su existencia es finita: conoce la muerte y le tiene miedo. No es extraño considerar como indicio de humanización las costumbres ceremoniales de los enterramientos.

-Pero el estudio de las neuronas y de sus modificaciones ancestrales se hace bastante arduo cuando se pretende interpretar esos cambios estructurales.
-Lo único que puedo hacer es señalar alguno de los problemas. Me llevaría semanas explicar todo lo que sé acerca de ellos. Aún estamos muy al principio en el proceso de entendimiento de las maravillosas estructuras del cerebro. Hasta cierto punto, contamos con los medios necesarios para investigar, tenemos técnicas muy desarrolladas a nuestro alcance, podemos estudiar las células masculinas aisladas, así como los procesos químicos de funcionamiento del cerebro. Esto está bien, pero es solamente el principio. Lo que me preocupa es que haya gente estúpida que piense que el cerebro funciona como un ordenador y hablan de inteligencia artificial y de robots. Con su mentalidad capitalista creen que todo puede ser producido y después vendido. Esto es falso. Esta tendencia ha perjudicado la investigación, porque la gente que trabaja con inteligencia artificial tiene mucha influencia.

-Si critica la aproximación al estudio del cerebro por comparación con la inteligencia artificial, ¿cuál sería su método de trabajo?
-Debemos acercarnos al cerebro de una forma mucho más humilde, para progresar estudiando qué es y descubrir su sistema operativo elemental. Es preciso descender al nivel de las unidades operativas básicas y crear nuevas teorías que nos lleven a resultados experimentales. Pero esto no puede ser todo. El cerebro es la estructura más compleja de nuestro cuerpo. El problema que más me interesa es el de su evolución: cómo ha llegado a ser lo que es.
Nosotros trabajamos principalmente con células nerviosas, que son las unidades primarias del cerebro. Estudiamos la relación entre ellas, las sinapsis y sus propiedades. Todo esto son cosas que estamos empezando a entender. Estudiamos cómo la estructura se combina en toda su complejidad. Luego se aíslan las células masculinas y partiendo de estas unidades se puede ascender hacia grupos de células nerviosas que originan nuevos problemas de organización. (El darwinismo moderno implica cierto reduccionismo: hay que ir más allá de los conceptos materialistas). Sólo puedo darle unas ideas generales de hacia dónde vamos, porque el cerebro está formado por 10.000 millones de neuronas. Luego hay que estudiar la forma en que funciona la comunicación entre neuronas. Ninguna neurona trabaja sola. Trabajan como una unidad formada con otras neuronas de la misma clase. El cerebro no es simplemente un caos, sino una estructura muy compleja formada por cientos de miles de elementos, que a su vez están formados por miles de neuronas.

-Ha mencionado varias veces la evolución como explicación del origen del hombre. ¿Qué piensa usted de la teoría de la evolución?
-Acabo de publicar un libro sobre este tema: Evolution of the brain, creation of the self. Trato este tema a partir del cerebro primario, o primer estado del cerebro humano, porque es allí donde suceden las cosas realmente importantes. Antes del homo sapiens sapiens, fruto de una larga evolución, lo que había eran "animales listos". El homo sapiens sapiens tenía un cerebro parecido al nuestro. Pero esto sólo fue el principio, ya que el homo sapiens sapiens más primitivo no puede compararse con nosotros. Sin duda, la aparición del Homo habilis marcó el principio de una nueva fase en la evolución humana: es el desarrollo del homínido con un amplio cerebro, manipulador de herramientas, culturalmente dependiente.
En el comienzo de la evolución de los homínidos hay un misterio, un "vacío" de fósiles de 5 millones de años. Pero se puede aceptar que la evolución humana se formó sobre la ya alcanzada por los primates superiores en los que se da un perfeccionamiento de los sistemas perceptivos y motores. Las características netamente humanas van surgiendo en un progreso de continuo perfeccionamiento anatómico y de ampliación cerebral. Su imaginación creativa se desplegará también a través de la función expresiva que cumple el lenguaje: en un principio emociones y sensaciones se expresan con voces, gritos, etc.

-¿Se podría decir que nos hace hombres no sólo el mero proceso biológico, sino la capacidad de aprendizaje del homínido?
-En esa línea opino que el hombre debe educarse, cultivarse, aprender a sacar provecho de su cerebro. Cada uno de nosotros debe darse cuenta de ese maravilloso regalo que ha recibido: su cerebro. Está allí para que lo utilicemos, para sacarle partido. También los hay que abusan de él, con drogas o cosas por el estilo, o que no aprecian lo que tienen por dejadez, de forma que no se desarrollan culturalmente como debieran. El cerebro es un sistema abierto, que se puede educar y cultivar mediante el aprendizaje, llegando a ser enormemente creativo.
A pesar de que la evolución biológica y cultural tienen en común, por ejemplo, la respuesta a los retos del entorno, suelo hablar de una "sabiduría conservadora" por la que lo bueno adquirido se mantiene. Se trata de una preeminencia a pesar de una evolución patente. El perfeccionamiento exige cambio, pero también continuidad de todo aquello que la naturaleza considera aprovechable. Hay mutaciones favorables que mediante la selección natural se incorporan a una especie. Variando la fórmula de Darwin, se trataría de la supervivencia de los mejor adaptados una vez seleccionadas o descartadas ciertas mutaciones genéticas. Sin embargo, esta idea de selección es esencialmente oportunista, porque se reduce a la cuestión de la pervivencia y extensión de una generación particular. Popper lo califica de darwinismo pasivo, de formas que se acoplan al medio ambiente.

-Cuando se habla del origen del hombre, ¿hay una teoría alternativa al evolucionismo?
-Creo que el hombre original es el resultado de la evolución según Darwin, pasando por los estados de homo erectus, homo sapiens, etc. Ésta es, con seguridad, la historia de nuestro origen, aunque sus detalles puedan ser discutidos. Existen disputas en algunas teorías religiosas que quieren explicar la doctrina del origen del hombre según una lectura literal de la Biblia. Sin embargo, estudiando el Génesis, se puede ver cómo se trata de una especie de alegoría, y no de una descripción exacta de cómo ocurrió. Es una bonita historia, y a mí me gusta, pero creo que es simbólica, escrita para la gente antes de que existiera un conocimiento científico, de manera que ellos pudieran comprenderla. Esto no significa que la historia científica sea materialista. Yo diría que ésta es la manera de actuar de Dios: la Creación divina ocurrió como un proceso de evolución.

-¿Quiere usted decir que admite la intervención de Dios más allá de la Creación primera?
-La evolución biológica no se debe simplemente a la necesidad o a la probabilidad. Se trata de una especie de instrumento de un Propósito cuya trascendencia hace que se engendren criaturas humanas dotadas de autoconciencia. Sin duda, la evolución cultural se funda en un progreso fisiológico: la selección natural permite una riqueza de innovaciones tecnológicas que se utilizarán en beneficio de los seres humanos cuyo comportamiento está basado en unas valoraciones que inspiran toda la cultura. Esta se reconoce y valora en un principio a través de las artes plásticas: la arquitectura, la pintura, la cerámica .... reflejan motivos representativos con unos simbolismos que sólo pueden ser fruto de la creatividad del homo sapiens sapiens.

-¿Afirmar la existencia de la cultura es un indicativo del componente espiritual del hombre?
-Empiece por fijarse en el nacimiento de un bebé, dotado de un espíritu: vemos que este espíritu no forma parte del proceso evolutivo. La existencia espiritual, el "yo", es único, y esta unicidad implica un acto creativo por parte de una entidad, cualquiera que sea el nombre que se le quiera dar. Ese "yo" con unidad mental, esa psique centraliza en un comportamiento los diferentes sentidos externos e internos. No obstante, el sujeto es algo más: es alguien con deseos, planes, esperanzas, y todo ello con la certeza de ser él mismo quien elige y actúa. (Vivimos en una era increíblemente supersticiosa, y los más supersticiosos son los científicos) (La persona sabe que es, y que además su existencia es finita). Ya Kant decía que la persona es responsable de sus actos. Se puede decir, pues, que somos un elemento dentro de un proceso de evolución y, a la vez, el fruto de un acto creativo. Nuestro cuerpo, nuestra existencia material pertenecería al proceso evolutivo, mientras que nuestra espiritualidad pertenece al acto de creación. Y se podría preguntar: ¿en qué consiste esta espiritualidad? Pues en todo: nuestros pensamientos, sensaciones, sentimientos, todo lo que se valora en la vida constituye el "yo" espiritual.

-Entonces, ¿no se podría decir, por ejemplo, que los pensamientos son producidos por el cerebro ... ?
-Aunque reconozca que queda mucho por conocer, o conocido de forma imperfecta, he sido capaz de revelar la historia fascinante de la evolución homínida del cerebro humano usando la imaginación creativa reprimida por la crítica racionalista.
Habría que describirlo más bien como un trabajo en equipo. Utilizamos nuestro cerebro, y nuestro "yo" espiritual está firmemente ligado a él. El "yo" es lo que somos, lo que conocemos. Aunque no conocemos nuestro cerebro, nos conocemos a nosotros mismos, conocemos nuestros pensamientos, nuestro carácter. El "yo" espiritual es inmensamente rico y variado. Por tanto, distinguimos dos partes. El lado material incluye el cerebro, y esto no le resta valor precisamente por su increíble capacidad de relacionarse con el espíritu.

-¿La materia del cerebro es condición necesaria, aunque no explique por qué pensamos o qué es el pensamiento?
-En efecto, es cierto que el cerebro es necesario, pues la forma en que los pensamientos se crean, se memorizan y se elaboran implica procesos mentales. De nuevo hay que hacer hincapié en que estos rendimientos diferenciales del ser humano van en paralelo con el desarrollo de las áreas del lenguaje en el cerebro, de la memoria cognitiva; ya Popper propuso la existencia de dos clases de memoria, la explícita y la implícita: esta última hace presentes eventos especiales sin que seamos verdaderamente conscientes de ello. El rendimiento se recuerda implícitamente, aunque, por ejemplo, en el caso del lenguaje pensemos que se trata de algo innato.
De nuevo hay que recordar que el hecho de la expresión está ligado a una morfología determinada; sin embargo, el tracto vocal no es suficiente para explicar su capacidad oral. Chorasky afirma que el lenguaje humano, a pesar de que se desarrolle a niveles inferiores de inteligencia, está fuera de la capacidad de otras especies. Las diferencias son cualitativas. Se trata de un tipo diferente de organización intelectual. Pero nuestro conocimiento de los mecanismos cerebrales del lenguaje es todavía muy primitivo.
(La consciencia del "yo" pertenece al nivel espiritual: es lo que somos, lo que conocemos. Conocemos gracias a la memoria, a la capacidad de asociar, de razonar gracias a una flexibilidad mental incomparable).

-De todos modos, ¿se puede perfilar lo que nos separa de las demás criaturas del mundo?
-Todos los animales conscientes tienen sentimientos y sensaciones de la vida. Pero carecen de la consciencia del "yo", que pertenece al nivel espiritual. En definitiva, es el desarrollo evolutivo de su cerebro el que asegura la superioridad de la especie humana, ya que así vemos unos animales que crean herramientas, las saben utilizar, tienen la capacidad de abstraer para solucionar problemas; aunque se trata de razonamientos primitivos, son ya parte de la inteligencia que más adelante será capaz de cualquier razonamiento lógico, de articular unas palabras, de colaborar de modo altruista con sus semejantes.
El progreso se funda en la capacidad del cerebro, no sólo en la medida en que varía sus formas y sus dimensiones; recuerde que en un principio el desarrollo evolutivo del cerebro parece cuantitativo y no cualitativo, incluso para la corteza cerebral, donde la estructura histológica ha permanecido esencialmente inalterada.
Hemos de hablar también por esa especie de bancos de datos que supone el almacenamiento de conocimientos, experiencias, etc. Todo ello es imprescindible para cualquier aprendizaje.
Lo que quiero decir es que no estamos ante una mera repetición de actos, sino que conocemos gracias a la memoria, a la capacidad de asociar, de razonar gracias a una flexibilidad mental sin comparación. No cabe comparación con el aprendizaje de un chimpancé: es como el de un niño de tres años.
Además de esta capacidad se encuentra la capacidad de hablar: la verdadera comunicación se hace a través de señales, se dan avisos de un modo cada vez más sofisticado hasta llegar al grado superior cuando se argumenta: la facultad de la discusión exige la capacidad humana de pensar. El lenguaje no se realiza por simple imitación. El niño construye sus propias expresiones una vez que establece relaciones entre lo que oye y abstrae.

-Esto también nos diferencia de los ordenadores. No se puede comparar al hombre con el animal, pero tampoco con el ordenador. ¿Cómo se puede explicar entonces que hoy en día intentemos demostrar que los ordenadores son mucho más poderosos que la mente humana?
-No quiero ni puedo discutir con gente tan estúpida. No se puede discutir con un robot. Carece de sentido. Espero que desaparezca la superstición de que se puede construir un ordenador que sobrepase la mente humana. Los ordenadores pueden resolver problemas matemáticos, lo que equivale a las facultades de un nivel bajo de la actividad humana, pero son incapaces de desarrollar un pensamiento original. ¡Ni siquiera podrían expresar que son más poderosos que nosotros!
La "sabiduría conservadora" es aquella por la que lo bueno adquirido se mantiene.

-¿Pero habrá gente que piense que un ordenador no comete errores, y el hombre sí? ¿Piensa usted que este punto de vista nace del cientifismo ... ?
-¿Quiere que le explique cómo se puede argumentar en contra de la inteligencia artificial? Incluso en el libro de Penrose (La mente del emperador), aunque no estoy de acuerdo con él, porque su pensamiento es materialista, se admite que la analogía con los ordenadores y con la inteligencia artificial es falsa. Siempre tiene que haber alguna persona que controle a los ordenadores, por tanto está por encima de ellos. Verá, yo soy muy impopular entre los científicos: me consideran un visionario que habla del bien y del mal.

-Usted se ha hecho impopular por creer que existe algo más allá de lo meramente material. Quizás se considera que tales creencias y opiniones no son hechos ni verdades científicas, cuya validez siempre depende de experimentos...
Para empezar, tengo que decir que nadie puede conocer la verdad. Lo más que podemos esperar es estar acercándonos a ella, pero la verdad no es algo que se pueda conocer. Newton creyó haber encontrado la verdad, pero existen muchos aspectos distintos y por ello Einstein nos dio explicaciones más convincentes, de forma que la verdad original quedó en entredicho.
Nunca debemos decir que conocemos toda la verdad. Lo más que podemos afirmar es que tenemos ideas y pensamientos y que, por el momento, los experimentos no han demostrado que estuvieran equivocados, o que fueran incompatibles con algo. Los resultados de los experimentos no contienen la verdad, pero sí tienen un poder explicativo muy importante. Por ejemplo, la teoría de la evolución de Darwin: no se pueden hacer experimentos para probar esta teoría, pero su poder explicativo es inmenso. (El cerebro no es simplemente un caos, sino una estructura muy compleja formada por cientos de miles de elementos).Tenemos que pensar en el poder explicativo y no decir que nuestros resultados sean últimos. Nuestras ideas acerca de todo tipo de fenómenos sólo existen gracias a su poder explicativo y en relación a él.

-Pero cuando se le acusa por creer en algo más allá de lo material, no se trata de una hipótesis. Usted piensa que está en lo cierto...
-Yo más bien diría que los criterios metafísicos son distintos de los que aplica la ciencia natural, que es el campo en el que la falsificación de hipótesis -sostenida por Popper- y el poder explicativo tienen gran importancia. Cuando se trata de metafísica o filosofía, la no-contradicción pasa a ser el criterio importante. Yo utilizo ambos caminos. Creo que vivimos en una era increíblemente supersticiosa y los más supersticiosos son los científicos, que creen falsamente en todo tipo de criterios, particularmente los científicos, distanciados de la metafísica y de los valores espirituales. Aunque quieren huir de la ética, siguen necesitando algo que impulse la ciencia y la mantenga en movimiento.
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Esta estrevista fue publicada en la revista Atlántida, abril/junio 1993. La presente edición digital se debe a la gentileza de Ediciones Rialp con Arvo Net.