RUMI

Cada árbol y cada planta del prado
parece estar danzando;
aquéllos con ojos comunes
sólo los verán fijos e inmóviles.

21 ene 2013

¿Qué número es usted?



Johnny Depp es un 4; Tom Hanks, un 6. Van Gogh era un 5, y Picasso, un 8. Los directivos de la CIA, de Microsoft, de Sony, de Pizza Hut y del hotel Ritz, entre otros, emplean números del 1 al 9 para conocerse a sí mismos, a los miembros de sus equipos y a sus socios, y de ese modo aumentar la calidad de su trabajo y de sus relaciones. Estas cifras conforman un sistema de reconocimiento de la personalidad denominado eneagrama que se está haciendo muy popular en el mundo de los recursos humanos. Pero no está ni mucho menos limitado al entorno empresarial, sino que cualquier individuo puede emplearlo para el autoconocimiento, para mejorar las relaciones personales e incluso para educar a sus hijos. "Es un sistema para comprendernos y para comprender a los otros", explicaba recientemente Russ Hudson, cocreador de una de las dos corrientes más importantes de uso del eneagrama.

Aunque tímidamente, en España ya ha comenzado a emplearse. "Lo más habitual es que sean empresas multinacionales las que nos pidan directamente trabajar con el eneagrama porque ya lo conocen de las filiales en otros países", asegura Marta Romo, pedagoga y gerente de la consultora Eurotalent. Pero también las españolas están incorporando esta herramienta en sus organizaciones. "El eneagrama te permite ver el potencial de cada persona del equipo y trabajar tanto individualmente como en grupo para sacar el máximo partido de su personalidad", asegura Javier González, gerente de Francasalu, una empresa de inversiones. "En la psicoterapia breve se necesita conocer lo antes posible las personalidades para detectar los bloqueos y avanzar rápidamente, y el eneagrama es la herramienta más potente que conozco. Además ofrece muchas claves para que el individuo maneje las situaciones de estrés", explica Victoria Cadarso, psicóloga discípula de Hudson y codirectora del Centro ITIEE.

Cada uno de los nueve eneatipos ha recibido nombres diferentes según las distintas escuelas, pero en todos los casos dan una imagen muy rápida del tipo de persona de que se trata (en el cuadro adjunto se incluyen los utilizados por Hudson y Riso). Al leer las características de cada tipo, lo normal es sentirse identificado, porque la base del eneagrama es que potencialmente todos llevamos los nueve tipos en el interior y, de hecho, el objetivo es lograr utilizarlos todos según las necesidades. Sin embargo, lo habitual es que sólo se manifieste uno, que es el que conforma la personalidad.

¿Y cómo determinar a cuál se pertenece? Existen baterías de preguntas específicas para encontrar con precisión el eneatipo. Russ Hudson y Don Riso han desarrollado un cuestionario con 144 preguntas que permite determinar con precisión la categoría a la que se pertenece. En la página web del Enneagram Institute (http://www.enneagraminstitute.com/) se puede encontrar una versión simplificada y gratuita que contiene 36 cuestiones en formato test.

Para contestar las preguntas, Russ Hudson da un truco muy sencillo. La clave está en observarse un tiempo y ver el comportamiento que aflora en las situaciones de tensión, cuando hay dificultades. En esos momentos aparece nuestra personalidad principal, aquella que nos saca de los apuros. Por ejemplo, un 9 (el pacificador o mediador) pone cara de que no pasa nada aunque por dentro le esté comiendo la rabia. La estrategia del 2 (el ayudador o generoso) es resolver los problemas de los demás para olvidarse de los propios.

Los miedos y los deseos dan importantes pistas sobre el eneatipo al que se pertenece. El 4 (el individualista o romántico) tiene miedo a no tener importancia para los otros, por eso crea permanentemente cosas nuevas, estilos; el 1 (el reformador o perfeccionista) teme no ser perfecto, de modo que sigue las normas al pie de la letra; el 6 (el leal, escéptico, apaciguador) busca la seguridad, es el especialista en imaginar todos los problemas que pueden surgir y tiene tendencia a refugiarse en el matrimonio, y el 3 (el triunfador o actor) tiene como deseo lograr el éxito, ser el mejor por encima de todo.

Los nueve tipos se pueden agrupar en tríadas. Los 8, 9 y 1 forman la tríada del instinto. Reaccionan con las áreas cerebrales más ancestrales, aquellas que se encargan de la supervivencia. Su estrategia en los momentos difíciles consiste en crear muros para que nada ni nadie tenga acceso a ellos. Los 2, 3 y 4 son la tríada del sentimiento, y cuando se sienten bajo presión ponen en funcionamiento el área cerebral asociada a las emociones, el sistema límbico. Su objetivo es obtener el reconocimiento y el afecto. La última tríada es la del pensamiento. Los 5, 6 y 7 viven inmersos en su mente imparable, en sus ideas. Necesitan saber que el otro está ahí, pero protegen su espacio. Algo muy importante a tener en cuenta es que ninguno es mejor que otro, sino que cada tipo tiene su luz y su sombra. Dos personas que pertenecen al mismo tipo pueden tener comportamientos aparentemente contrarios, porque una manifiesta el aspecto más negativo mientras que la otra encarna el positivo.

Lo primero que viene a la cabeza, a la vista de esta clasificación, es un cierto reduccionismo sobre la condición humana y su comportamiento. Sin embargo, Russ Hudson responde que la verdadera limitación se encuentra en el hecho de pensar que estamos condenados a actuar siempre de la misma forma. "Cuando conoces tu tipo se abre un espacio de creatividad que te permite ampliar el repertorio de modos de interacción con los otros y contigo mismo", explica. "Lo importante es crear nuevos hábitos. La tendencia sigue estando ahí, pero cada vez es más fácil hacer otras cosas".

Eso es lo que persigue el trabajo con el eneagrama: que el individuo descubra e integre numerosos modos de actuar, de forma que pueda elegir el más conveniente en cada situación. Precisamente, Javier González transmite esto a sus equipos comerciales. "Les digo que ellos no pueden cambiar a los clientes, pero que sí pueden modular su forma de actuar para mejorar la interacción".

Todos los profesionales de un ámbito u otro que trabajan con el eneagrama coinciden en que es una herramienta extraordinaria para abordar los conflictos en las relaciones. "Se pasa de juzgar a entender. Ver al otro y comprenderlo desde su perspectiva aporta muchísimo", afirma Marta Romo. Victoria Cadarso afirma que "en las terapias de pareja es muy útil porque permite ver rápidamente cuáles son los puntos de desencuentro y los de entendimiento".

Para los que tengan reservas, Russ Hudson aclara que "para utilizar el eneagrama no hay que creer en nada; en cuanto se conoce un poco, se descubre que es muy simple porque refleja perfectamente la experiencia diaria". Eso sí, como toda herramienta de conocimiento, tiene dos usos: "Si se emplea correctamente crea conexiones entre la gente, si se hace inconscientemente crea distancia".

Russ Hudson dirigirá en mayo un curso en el Centro ITIEE de Madrid. 'La sabiduría del eneagrama', de Don Richard Riso y Russ Hudson (Mundo Urano).
Nueve tipos de personas

El reformador

01 Pretende ser perfecto y tener los valores morales y políticos correctos. Son personas con fuertes convicciones, con creencias muy sólidas sobre el modelo de vida más adecuado, y luchan por él. El Che Guevara, Gandhi, Katharine Hepburn o Hillary Clinton son típicos 1. Si se equivocan pueden llegar a ser crueles consigo mismos.

El ayudador

02 No les gusta estar bajo los focos, son los perfectos asistentes de las estrellas o del presidente. En este grupo se encuentran la Madre Teresa y Barbara Bush. Cuando el tipo 2 llega al extremo patológico se vuelve obsesivo; un ejemplo es el personaje de Glenn Close en la película Atracción fatal.

El triunfador

03 El 3 es el orgullo de la familia porque es el mejor en lo suyo. Sabe usar sus talentos y busca satisfacer las expectativas de los demás. EE UU es un país tipo 3. Los políticos de este grupo, Tony Blair y Condoleezza Rice, por ejemplo, son los expertos en leer los deseos de la gente. Tom Cruise o Madonna son dos famosos 3. En el extremo negativo, son personas capaces de saltarse toda norma ética y de usar cualquier medio para conseguir el éxito.

El individualista

04 Aquí se encuentran los creadores de estilo, aquellas personas que persiguen por encima de todo expresar su singularidad. Son personas sensibles, temperamentales, ensimismadas, con tendencia a la depresión. Muchos poetas, escritores y artistas pertenecen a este grupo: Bob Dylan, Virginia Wolf, Johnny Deep, Miguel Ángel…

El investigador

05 Tratan de entender y de crear el mundo. Se consagran a una tarea hasta que llegan a lo más profundo, al estilo de los científicos como Einstein o Charles Darwin, que pertenecen a este grupo. Les gustan las cosas inusuales y crean mundos increíbles para los otros, como la autora de Harry Potter, J. K. Rowling, o los directores de cine Tim Burton, David Lynch y Stanley Kubrick. En el lado más tormentoso se sitúan personajes como Kurk Cobain.

El leal

06 Están siempre imaginando todos los problemas que pueden surgir, para evitarlos. No tratan de ser importantes; son encantadores, cuidadosos… Es el caso de Tom Hanks, Lady D, Julia Roberts. Pero en ocasiones se cansan y explotan, provocando cualquier escándalo (véase Mel Gibson o Bruce Springsteen). Instituciones como la NASA o la Universidad pertenecen a este eneatipo.

El entusiasta

07 Los y las 7 tienen una energía extraordinaria, les apasiona todo lo nuevo. Para ellos, la libertad es tener opciones. Son muy creativos y extravagantes. Mozart, Leonardo da Vinci, Pablo Neruda y Steven Spielberg encajan en este tipo. También les gusta entretener a la gente, gastar bromas y montar espectáculos. Y como muestra, Brad Pitt, Freddy Mercury, Elton John o Jim Carrey.

El desafiador

08 También se les denomina el tipo jefe porque les gusta tomar decisiones, tener el control. Son valientes, intensos y apasionados, así que no es de extrañar que en este grupo haya muchos salvadores y también muchos dictadores. Martin Luther King, Oscar Schindler, Mijaíl Gorbachov, Sadam Husein, Fidel Castro… Pero también están los apasionados por la vida, como Picasso, Bette Davis o Sean Connery, y los creadores de imperios al estilo Rockefeller, Murdock o Donald Trump.

El pacificador

09 Mucha gente busca un 9 para casarse porque el objetivo de este grupo es no crear problemas. Son humildes y callados, aunque pueden llegar a ser fríos y cerrados como una roca. Pueden ser famosos, pero no se les nota (Keanu Reeves, Sofia Loren), y muy creativos, pero discretos (George Lucas).



http://elpais.com/diario/2007/02/16/eps/1171610809_850215.html